2.

Xamantha es nombre de puta, eso todos lo saben. Buen culo, grandes tetas, rubia, pelo largo, rizado. Magenta aniñada, graciosa, linda. Magenta embruja con silencios. Magenta rosada. Por suerte soy daltónico. Xamantha dice amarme. Lo dice así «te amo». Nunca había oído a nadie esa frase en directo. «Te amo». A cualquier otro le quedaría cursi. En ella suena auténtico. Sus densos labios pintados de rojo diciendo te amo. Tiene el tono. De cualquier forma no le creo.
Magenta no habla. Me mira desde su lado de la barra con esos ojos grandes, a veces sonríe. Y yo imagino cosas. Tiene un rostro curioso, triste quizá. No es una cara de portada de revista pero tiene un aire mágico. El guiri le dedica poemas que seguramente nunca se atreverá a enseñarle.

Magenta brisa
Magenta enigma
Magenta los ojos más lindos de la comarca
Magenta andar flotando
Magenta silencio
Magenta las piernas que salvaría del naufragio

Cada noche paso al menos tres horas en El Calipso. Hablamos, bebo, beben, el guiri se ríe, hace chistes. Al día siguiente voy al trabajo con grandes ojeras. Xamantha se agacha para coger una botella de licor en el estante de abajo y deja ver -me deja ver- el tanga blanca entrando en sus nalgas bronceadas. Yo bebo más cerveza, intento mirar hacia otro lado. No me hace sentir incómodo pero me daría cierto reparo que me descubriera contemplándola. No creo que le importe, incluso pienso que de algún modo le gusta, no puede ser descuido. De todos modos prefiero aparentar timidez y recato.