50.

Lo vi acercarse. No me gustó. Fue algo inconsciente. Quizás un gesto, un detalle en su rostro, la forma de andar. El guiri había estado mirando la tele la noche anterior. Una película empezada, en blanco y negro, no sabía el nombre. Me contaba cómo el protagonista se traspasa la cabeza con un taladro. «¿Tenéis fuego?» Dije no. El guiri se levantó, buscó en sus bolsillos, sacó el mechero. Aburrido desvié la vista hacia unos niños que jugaban al fútbol más allá de la terraza.
Intenta encender, no lo consigue, hace un gesto de disculpa. Prueba otra vez, el guiri tapa el aire con las manos. El cigarro comienza a humear. «Gracias» «De nada, buddy»
Voy al lavabo, orino, salgo.
- Y el pavo luego no se acuerda ni de sumar.
- ¿Quién?
- El del taladro
- ¿Pero queda vivo?
Fuck, el puto phone, dice levantándose de pronto. «Busca bien, ¿no lo tienes en el pantalón?» «Estaba aquí». «Me cago en dios te he dicho que no dejes el teléfono en la mesa»
El camarero sale, «No nos vamos, le han robado a este». Asiente. Se aparta. Dice algo pero no lo escucho. «¿Has visto por dónde cogió?»
El guiri sale hacia las ramblas, yo en dirección contraria. Cuando llego a Junta de Comerç me parece ver al tipo doblando Sant Pau. Corro. Me acerco. Es él.
Le agarro por un brazo, lo hago volverse sin violencia.
- El teléfono - digo tranquilo, en voz baja.
- ¿Qué?
- El teléfono – insisto.
- ¿Qué dices tío?
- Que me des el puto teléfono.
- Vale amigo, vale.
Lo cojo. Lo guardo en un bolsillo. No pasa nada, dice con una sonrisa traviesa. Se va a dar la vuelta para irse. Le pego con la mano abierta en la cara, fuerte. Retrocede un paso. Me mira a los ojos sorprendido. Se abalanza luego sobre mí tirando manotazos. Logro esquivarlos. Sólo consigue arañarme un poco la mejilla. Le suelto el puño derecho contra el pómulo. No le acierto del todo pero otra vez va hacia atrás. Entonces llega el guiri y me arrastra. El tipo me dice hijo de puta ¿sabes? eres un hijo de puta, frotándose la cara pero sin avanzar. Forcejeo. Suéltame guiri cojones. Te voy a coger y te voy a rajar, dice mientras se aleja.
- ¿Tienes el móvil?
- Claro que tengo el móvil, suéltame.
- Venga, déjalo.
- ¿Qué cojones te pasa guiri?
- Ya está, tengo el phone, no vale la pena.