35.

- Tenemos que implantar ordenanzas contra la lujuria, señor Henry.
- Esto no puede seguir así, amigo mio.
- Demasiado gemido nocturno y camas chirriantes.
- ¿Ha dicho chirrientes don mateo?
- Chirriantes señor Henry, del verbo chirriar...
- Habrá que lubricar entonces…
- El somier…
- Tiene razón, basta de lujuria en este piso, he visto la luz.
- Tenemos que transmitirlo.
- Convenceremos a los demás y luego extenderemos nuestro mensaje por el mundo.
- Al italiano no habrá que convencerlo...
- Ese no folla.
- El chavalín nos dará más problemas.
- Nunca se sabe... lo veo más de ciber sexo y play station que de tías reales.
- Guerra al ciber sexo también.
- Eso, abajo la tecnología.
- El que quiera hacerse pajas que tenga imaginación, esas mierdas virtuales atrofian el cerebro.
- Lo de las pajas se permitirá al principio, a la larga habrá que eliminarlo también.
- Todo a su tiempo.
- Luego, como paso definitivo, la abstinencia deberá complementarse con la erradicación del pensamiento sucio.
- Pecar de mente es igual que pecar de cuerpo.
- Lo dicen las escrituras.
- Por lo demás y a la vista que la lucha será larga le agradecería que exigiera a sus novias cierta contención en el gritar durante el fornicio.
- Asumo mi culpa.
- El arrepentimiento es el camino de la salvación.
- ¿Habré de hacer penitencia?
- Algo se nos ocurrirá.
- ¿Ha dormido usted poco?
- Yo duermo como un santo, el chavalín me dijo que no podía concentrarse matando marcianos o lo que sean los juegos esos.
- Vaya.
- Pues sí, una pena… en fin… lo dicho… me piro que tengo curro. Póngame a los pies de su señora.
- Ya te gustaría cabronazo.