34.

Lo han dejado Magenta y Carlos. Me lo dijo el guiri. Lo encontré en la calle de la Cera. Yo iba a la ferretería de Urgel a comprar una bombilla y él venía del Calipso. Radiante. Nos saludamos y pidió por favor que entráramos en un bar, en el primero que viéramos, que me invitaba a una guinnes. «qué coño pasa? te ganaste la lotería?» «ya está, ha roto con el fucking asshole» No necesitaba decir quién había roto con quién, era evidente «¿es definitivo?» «parece que si» Un pub irlandés en Borrell con Floridablanca. Brindamos «por que se le caiga la polla a todos los putos negros» «pues a mi no me parece negro el chaval» «todos son negros, y todos bailan salsa con sus putas maracas, no me lo discutas»
«mira» saca del bolsillo del pantalón un papel arrugado escrito con boli. La letra redonda, muy cuidada.

Doce puertas tiene la ciudad sagrada
Como doce signos en el cielo

Doce maldiciones
Cien mil silencios


Tuve más suerte que el rey y que su hijo

Tuve tu cuerpo dormido entre mis brazos


- No entiendo una mierda. ¿ya dormiste con ella?
- Es una licencia poética.
- ¿Eso qué coño es? ¿Como una licencia de armas? ¿Te hacen pruebas mentales antes de darte una?
- Bastard, no te rías de un hombre enamorado.
- ¿Trae mala suerte?
- La peor.
- Estoy jodido entonces.

Sin dejar de hablar dibuja en una servilleta un nuevo capítulo de muñequito sin nombre. Esta vez está entero. Sentado en el suelo. De sus ojos saltan decenas de puntitos negros que fabrican un charco en el suelo.