24.

Hay un tipo en el calipso bebiendo Macallan. Es raro. Nadie bebe ese wisky en un bar. Está sentado en el fondo. Solo. Es viejo y lleva un mono azul de mecánico. Magenta está limpiando las mesas. Xamantha pone unos cacahuetes en un plato pequeño y los coloca delante de mí en la barra.

- Vienes muy poco, no sé si te prefería antes… bueno, prefiero ahora… no… no lo sé.

- Estoy cansado, estoy durmiendo bien estos días, tengo que aprovecharlo.

- Sé que vas a otros bares.

- ¿Si? ¿No puedo?

- Puedes pero antes no lo hacías. ¿Crees que me voy a enamorar de ti?

- No sé... no creo.

- Yo tampoco quiero nada serio. No me quiero complicar la vida, me gusta follar contigo, me da igual que andes con otras, no tienes que esconderte.

- No ando con otras, no ligo tanto.

- Tú sabrás.

Magenta entra al office que hay detrás de la barra. Cambia la música. Algún reggae cantado por una chica. Le cojo la mano a Xamantha y se la beso. Sonríe.

- ¿Qué día libras esta semana?

- Jueves.

- ¿Quieres ir al cine o algo?

- ¿Me vas a proponer matrimonio?

- No, es para meterte mano.

Entran dos chicas rubias hablando algún idioma raro, danés, sueco. Saludan en inglés, piden daiquiris de fresa. Xamantha va adentro a buscar una coctelera. Son guapas las rubias. Botas, minifaldas. Cojo el diario. Hay una entrevista con un chino que dice según Darwin el amor es consecuencia directa de la evolución.