Ha venido la nueva de la limpieza. Ha preguntado por el de informática «Soy yo» Dice que hay una luz en el baño de chicas que parpadea. ¿Parpadea?- digo abriendo y cerrando los ojos varias veces - mira yo también parpadeo y no pasa nada.
- Eres muy gracioso. Me han dicho que vayas y lo arregles.
- ¿Perdón?
- Que tienes que arreglar la luz del baño.
- ¿Hay algún ordenador al lado? ¿No? Pues busca otro. Yo soy el informático. Ni fontanero, ni electricista, ni paleta.
Discutimos. Vamos subiendo el tono poco a poco. Termino mandándola a la mierda. La de recursos humanos interviene. Dice que no son formas. Dice que debo controlarme. Dice que debería cambiar la bombilla, que sé bien que no hay nadie más que pueda hacerlo.
- Pues contrata a alguien para eso maja, no te jode, o que la cambie el Jordi, o Albert, o el Rodríguez o tu puta madre.
Rodríguez sale de su despacho. Corre hacia mí. Ey tío, ven, coño, cálmate, qué pasa. Me empuja hasta la puerta de salida. Oigo a mi espalda una voz de mujer decir no hay derecho.
Estas putas zorras siempre están tocando los cojones, digo. Rodríguez me regaña un poco, me tranquiliza. Luego risas. « Estás como un cencerro, tío, tendrás que disculparte. «Vale, vale, después.»
Bajo al bar y pido un café doble.
- Eres muy gracioso. Me han dicho que vayas y lo arregles.
- ¿Perdón?
- Que tienes que arreglar la luz del baño.
- ¿Hay algún ordenador al lado? ¿No? Pues busca otro. Yo soy el informático. Ni fontanero, ni electricista, ni paleta.
Discutimos. Vamos subiendo el tono poco a poco. Termino mandándola a la mierda. La de recursos humanos interviene. Dice que no son formas. Dice que debo controlarme. Dice que debería cambiar la bombilla, que sé bien que no hay nadie más que pueda hacerlo.
- Pues contrata a alguien para eso maja, no te jode, o que la cambie el Jordi, o Albert, o el Rodríguez o tu puta madre.
Rodríguez sale de su despacho. Corre hacia mí. Ey tío, ven, coño, cálmate, qué pasa. Me empuja hasta la puerta de salida. Oigo a mi espalda una voz de mujer decir no hay derecho.
Estas putas zorras siempre están tocando los cojones, digo. Rodríguez me regaña un poco, me tranquiliza. Luego risas. « Estás como un cencerro, tío, tendrás que disculparte. «Vale, vale, después.»
Bajo al bar y pido un café doble.
