25.

Viernes. Seis de la tarde. Me quito la corbata de un tirón, la dejo sobre la mesa sin doblarla. Mañana juega el Barça a las diez. Hasta ese momento no tengo nada que hacer. Cobré hace tres días. Queda dinero. Toca juerga.
Camino hacia el centro disfrutando la ciudad como un turista. Sin prisas. Contemplo las chicas, los coches, los edificios, los perros de marca de los pijos, las vidrieras del Paseo de Gracia. No tengo planes. Al menos no un plan definido. Quiero beber, quiero estar tranquilo. Quiero amanecer agotado y vacío al lado de una tía que me guste. Mañana golearemos al Villareal y todo será perfecto.
Es un buen sitio el Boadas. Nunca he sido de cócteles pero esto es distinto. Los camareros de traje, el aire acondicionado, el ambiente. Parece estar en otra dimensión, en otro tiempo. Me acomodo en la barra. Pido un daiquiri. Observo. Escucho. Dos tíos de traje discuten si saben diferente los mojitos hechos con ron blanco o siete años, una pareja habla más allá con el camarero, oigo palabras sueltas, «grifa» «hachish». El local se llena, se vacía, se llena otra vez. No hay mujeres solas. En el fondo de la barra un viejo escribe en una libreta. Pido un mojito. Los de traje hablan ahora sobre dry martinis, parecen devotos de alguna secta. «unas gotas de Noilly-Prat, tiene que ser Noilly-Prat» «… y Tanqueray» «Tanqueray»
Un tipo se sienta a mi lado. Pide un margarita. Lo bebe en silencio. Muy rápido. Pide otro. Da un trago largo y me mira.
- Nos están comiendo el coco - dice - a todos.
- ¿Perdón?
- Que te están chupando el cerebro con la tele y toda la mierda.
Miro el mojito, lo remuevo, me doy un trago, saboreo la mezcla dejándola un rato en mi boca, después miro al tipo.
- Que todo está automatizado, que es una puta trampa.
Mientras habla hace énfasis abriendo los ojos. No digo nada
- Todo son instrumentos y botoncitos ¿no lo ves? ¿El estado de bienestar? Ojo. Mucho ojo. A ver a dónde llega.
Va bien vestido. Limpio. Lo miro en silencio. Va levantando la voz.
- En realidad les da igual pero como yo soy un ciudadano…
Uno de los camareros se acerca curioso.
- A todos. Os están comiendo el coco a todos. Yo lo entiendo. Me basta con entenderlo yo.